EL ESTRÉS COMO ENFERMEDAD LABORAL

El coste de los efectos el estrés sobre la productividad de las empresas y la salud de los trabajadores es cada vez más elevado.

Un informe realizado sobre la base de los datos nacionales de los estados miembros de la Unión Europea, establece que el estrés se ha convertido en el riesgo que requiere más prevención. España es uno de los países en los que se necesita una actuación prioritaria.

Hoy es martes. Te has levantado como todos los días, y como todos los días a éstas horas, ya estás cansado. Mientras te diriges al trabajo en tu coche, vas pensando en todas las cosas que tienes que hacer para hoy junto a las que eran para ayer y que no pudiste ni empezar. Además, está ese compañero que siempre te restriega el hecho de que él “siempre hace las cosas bien y mejor que tú”. Tampoco te olvidas de tu jefe que te manda tareas que según él son importantes y urgentes, independientemente de que tú ya tuvieras dos citas programadas por error al mismo tiempo. Y encima el tráfico, sin contar con que vas a llegar tarde por culpa de los semáforos, que se ponen en rojo para fastidiarte. Eso sin tener en cuenta que desde hace unos días la comida no te sienta bien. Tienes trastornos digestivos, problemas de sueño, dolores musculares, te parece que te quedas sin aire para respirar, no tienes ganas de estar con nadie, piensas que ya no puedes más, la tarea te pesa de una forma exageradamente desproporcionada... Eres un buen trabajador y lo sabes, pero ya no tienes fuerzas para hacer frente a las demandas que te exige tu trabajo.

Si te suena de algo esta historia, es posible que padezcas lo que se denomina “burn out”, o desgaste profesional. Evidentemente, los síntomas físicos se alían a los psíquicos dando como resultado que encuentres tu actividad más laboriosa, apreciando en su realización menor eficacia y eficiencia. No es necesario padecer todos esos síntomas, e incluso pueden ser otros diferentes. La realidad es que aparece una situación de estrés.

Es bastante frecuente el emplear el término de estrés para definir el estado en el que se encuentra una persona, independientemente de la condición de salud real de ésta. También se suele utilizar como sinónimo de ansiedad. En cierto sentido no es algo tan erróneo, puesto que algunos de los cambios fisiológicos que se producen en ambos fenómenos son los mismos. Pero son cuestiones diferentes. Fue Lazarus quien en 1966 afirmaba que “el estrés ocurre cuando existen demandas sobre una persona que exceden sus fuentes de ajuste”. Sin embargo, el hecho de encontrarnos ante una situación estresante para nosotros (demandas laborales excesivas, por ejemplo), no quiere decir que nos debamos sentir por obligación “estresados”. Además, un grado controlado de estrés es beneficioso para progresar en nuestras vidas ya que ayuda a proteger al organismo. Sin embargo algunas personas llegan a permanecer en un estado de excitación crónica apareciendo síntomas disfuncionales a diferentes niveles, es decir, “el cuerpo pasa factura” y aumentan las bajas por enfermedades profesionales, absentismo, desinterés, disminución de la calidad de trabajo...

En definitiva, los efectos del estrés negativo representan tanto una carga social como una carga económica, tal y como señaló el director de la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el trabajo, Hans-Horst Konkolewsky.

El desarrollo y aplicación de Técnicas de Gestión del estrés proporcionan mayor capacidad de autocontrol ante las situaciones que nos agreden emocionalmente. De ésta forma, la persona se encuentra preparada y reacciona mejor ante situaciones potencialmente estresantes.

Este programa se lleva a cabo por L'astragal a través de un equipo multidisciplinar de profesionales altamente cualificados.

El método que se emplea es sencillo: control y administración del tiempo, manejo de sentimientos e ideas, técnicas de reequilibrio emocional, ejercicio aeróbico y prácticas de relajación. Se trata de tres días intensivos de seminario fuera del marco habitual de la empresa con un seguimiento posterior. Esta formación se complementa con tratamientos de salud integral y con un componente lúdico importante.

Los programas se adaptan a la medida de la empresa, y el número reducido de plazas permite una atención individualizada.

Esta intervención va más allá del incentivo de empresa convencional, por que la eficacia de dicha acción formativa permanece en el recuerdo, consiguiendo que disminuyan las repercusiones del estrés en lo cotidiano.

Un último consejo: descansar y sonreir franca y sinceramente todos los días ayudará a que “el estrés no sea tan estresante”.

Ana Mª Barrera Abad

Lcda. en psicología; col. nº A - 563

PROGRAMA MBSR de GESTION del ESTRES

    Infórmese de la financiación total o parcial de estos programas formativos que su organización puede obtener por bonificaciones en sus cotizaciones a la Seguridad Social 

CAMPAÑA EUROPEA EMPRESAS SALUDABLES



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